PROFESORADO DE MÚSICA . 2° SOCIOLOGÍA DE LA EDUCACIÓN

BIENVENIDOS!!!!!!!!!!!!



SILVANA. 2022
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Miércoles 11 de MAYO.

Última actividad para  agregar a la entrega del 8 de junio

Elegí un  artículo de diario digital que trate de alguna huelga o algún sindicato. Registrá nombre del diario, fecha, titular y problemática que menciona.
Luego, redactá un texto en 1era persona con la mirada de Marx, utilizando conceptos específicos del Marxismo. (por lo menos 10 conceptos y como mínimo 20 renglones)

Miércoles 4 de MAYO.

SEGUNDA PARTE


A-     A- Lee atentamente los documentos INDICADOS sobre Comte y Durkheim.

B-B- Ponete en el lugar de Comte y en primera persona describí un 

Suceso de la película según la posición ideológica de este pensador. 

Ejemplifica describiendo brevemente la escena.

 B-Elegí 3 conceptos de Durkheim trabajados en clase y luego: 

·Hace una breve explicación del concepto desde la teoría analizada.

Establecé una relación concreta entre el concepto elegido y una escena o personaje de la película fundamentando brevemente la elección.

C-


PARA RESOLVER EN LA CLASE DEL MIÉRCOLES 11 DE MAYO

a)Leer atenta y comprensivamente los documentos realizando notaciones marginales a partir del marcado de ideas principales.

 

b)Analizá los puntos del inventario de concepciones del marxismo clásico y buscá para cada uno un ejemplo de la película.

 

c)  A partir de la lectura del “Manifiesto Comunista”, de las escenas de la película y de los doc. aportados elaborá  un paralelo donde coloques por un lado las características de la burguesía  y por otro las del proletariado según el Marxismo.

 

d) Elaborá dos reflexiones sobre porque trabajamos: una personal  y otra desde la visión marxista.

 

DOCUMENTOS:

 

 

 

MARXISMO

 

De los muchos e importantes descubrimientos con que Marx ha inscrito su nombre en la historia de la ciencia, sólo dos podemos destacar aquí.

El primero es la revolución que ha llevado a cabo en toda la concepción de la historia universal. Hasta aquí, toda la concepción de la historia descansaba en el supuesto de que las últimas causas de todas las transformaciones históricas habían de buscarse en los cambios que se operan en las ideas de los hombres, y de que de todos los cambios, los más importantes, los que regían toda la historia, eran los políticos. No se preguntaban de dónde les vienen a los hombres las ideas ni cuáles son las causas motrices de los cambios políticos. Sólo en la escuela moderna de los historiadores franceses, y en parte también de los ingleses, se había impuesto la convicción de que, por lo menos desde la Edad Media, la causa motriz de la historia europea era la lucha de la burguesía en desarrollo contra la nobleza feudal por el Poder social y político. Pues bien, Marx demostró que toda la historia de la humanidad, hasta hoy, es una historia de luchas de clases, que todas las luchas políticas, tan variadas y complejas, sólo giran en torno al Poder social y político de unas u otras clases sociales; por parte de las clases viejas, para conservar el poder, y por parte de las ascendentes clases nuevas, para conquistarlo. Ahora bien, ¿qué es lo que hace nacer y existir a estas clases? Las condiciones materiales, tangibles, en que la sociedad de una época dada produce y cambia lo necesario para su sustento. La dominación feudal de la Edad Media descansaba en la economía cerrada de las pequeñas comunidades campesinas, que cubrían por sí mismas casi todas sus necesidades, sin acudir apenas al cambio, a las que la nobleza belicosa defendía contra el exterior y daba cohesión nacional o, por lo menos, política. Al surgir las ciudades y con ellas una industria artesana independiente y un tráfico comercial, primero interior y luego internacional, se desarrolló la burguesía urbana, y conquistó, luchando contra la nobleza, todavía en la Edad Media, una incorporación al orden feudal, como estamento también privilegiado. Pero, con el descubrimiento de los territorios no europeos, desde mediados del siglo XV, la burguesía obtuvo una zona comercial mucho más extensa, y, por tanto, un nuevo acicate para su industria. La industria artesana fue desplazada en las ramas más importantes por la manufactura de tipo ya fabril, y ésta, a su vez, por la gran industria, que habían hecho posible los inventos del siglo pasado, principalmente la máquina de vapor, y que a su vez repercutió sobre el comercio, desalojando, en los países atrasados, al antiguo trabajo manual y creando, en los más adelantados, los modernos medios de comunicación, los barcos de vapor, los ferrocarriles, el telégrafo eléctrico. De este modo, la burguesía iba concentrando en sus manos, cada vez más, la riqueza social y el poder social, aunque tardó bastante en conquistar el poder político, que estaba en manos de la nobleza y de la monarquía, apoyada en aquélla. Pero al llegar a cierta fase -en Francia, desde la gran Revolución-, conquistó también éste y se convirtió, a su vez, en clase dominante frente al proletariado y a los pequeños campesinos. Situándose en este punto de vista -siempre y cuando que se conozca suficientemente la situación económica de la sociedad en cada época; conocimientos de que, ciertamente, carecen en absoluto nuestros historiadores profesionales-, se explican del modo más sencillo todos los fenómenos históricos, y asimismo se explican con la mayor sencillez los conceptos y las ideas de cada período histórico, partiendo de las condiciones económicas de vida y de las relaciones sociales y políticas de ese período, condicionadas a su vez por aquéllas. Por primera vez se erigía la historia sobre su verdadera base; el hecho palpable, pero totalmente desapercibido hasta entonces, de que el hombre necesita en primer término comer, beber, tener un techo y vestirse, y por tanto, trabajar, antes de poder luchar por el mando, hacer política, religión, filosofía, etc.; este hecho palpable, pasaba a ocupar, por fin, el lugar histórico que por derecho le correspondía.

Para la idea socialista, esta nueva concepción de la historia tenía una importancia culminante. Demostraba que toda la historia, hasta hoy, se ha movido en antagonismos y luchas de clases, que ha habido siempre clases dominantes y dominadas, explotadoras y explotadas, y que la gran mayoría de los hombres ha estado siempre condenada a trabajar mucho y disfrutar poco. ¿Por qué? Sencillamente, porque en todas las fases anteriores del desenvolvimiento de la humanidad, la producción se hallaba todavía en un estado tan incipiente, que el desarrollo histórico sólo podía discurrir de esta forma antagónica y el progreso histórico estaba, en líneas generales, en manos de una pequeña minoría privilegiada, mientras la gran masa se hallaba condenada a producir, trabajando, su mísero sustento y a acrecentar cada vez más la riqueza de los privilegiados. Pero, esta misma concepción de la historia, que explica de un modo tan natural y racional el régimen de dominación de clase vigente hasta nuestros días, que de otro modo sólo podía explicarse por la maldad de los hombres, lleva también a la convicción de que con las fuerzas productivas, tan gigantescamente acrecentadas, de los tiempos modernos, desaparece, por lo menos en los países más adelantados, hasta el último pretexto para la división de los hombres en dominantes y dominados, explotadores y explotados; de que la gran burguesía dominante ha cumplido ya su misión histórica, de que ya no es capaz de dirigir la sociedad y se ha convertido incluso en un obstáculo para el desarrollo de la producción, como lo demuestran las crisis comerciales, y sobre todo el último gran crac 20 y la depresión de la industria en todos los países; de que la dirección histórica ha pasado a manos del proletariado, una clase que, por toda su situación dentro de la sociedad, sólo puede emanciparse acabando en absoluto con toda dominación de clase, todo avasallamiento y toda explotación; y de que las fuerzas productivas de la sociedad, que crecen hasta escapársele de las manos a la burguesía, sólo están esperando a que tome posesión de ellas el proletariado asociado, para crear un estado de cosas que permita a caba miembro de la sociedad participar no sólo en la producción, sino también en la distribución y en la administración de las riquezas sociales, y que, mediante la dirección planificada de toda la producción, acreciente de tal modo las fuerzas productivas de la sociedad y su rendimiento, que se asegure a cada cual, en proporciones cada vez mayores, la satisfacción de todas sus necesidades razonables.

El segundo descubrimiento importante de Marx consiste en haber puesto definitivamente en claro la relación entre el capital y el trabajo; en otros términos, en haber demostrado cómo se opera, dentro de la sociedad actual, con el modo de producción capitalista, la explotación del obrero por el capitalista. Desde que la Economía política sentó la tesis de que el trabajo es la fuente de toda riqueza y de todo valor, era inevitable esta pregunta: ¿cómo se concilia esto con el hecho de que el obrero no perciba la suma total de valor creada por su trabajo, sino que tenga que ceder una parte de ella al capitalista? Tanto los economistas burgueses como los socialistas se esforzaban por dar a esta pregunta una contestación científica sólida; pero en vano, hasta que por fin apareció Marx con la solución. Esta solución es la siguiente: El actual modo de producción capitalista tiene como premisa la existencia de dos clases sociales: de una parte, los capitalistas, que se hallan en posesión de los medios de producción y de sustento, y de otra parte, los proletarios, que, excluidos de esta posesión, sólo tienen una mercancía que vender: su fuerza de trabajo, mercancía que, por tanto, no tienen más remedio que vender, para entrar en posesión de los medios de sustento más indispensables. Pero el valor de una mercancía se determina por la cantidad de trabajo socialmente necesario invertido en su producción, y también, por tanto en su reproducción; por consiguiente, el valor de la fuerza de trabajo de un hombre medio durante un día, un mes, un año, se determina por la cantidad de trabajo plasmada en la cantidad de medios de vida necesarios para el sustento de esta fuerza de trabajo durante un día, un mes o un año. Supongamos que los medios de vida para un día exigen seis horas de trabajo para su producción o, lo que es lo mismo, que el trabajo contenido en ellos representa una cantidad de trabajo de seis horas; en este caso, el valor de la fuerza de trabajo durante un día se expresará en una suma de dinero en la que se plasmen también seis horas de trabajo. Supongamos, además, que el capitalista para quien trabaja nuestro obrero le paga esta suma, es decir, el valor íntegro de su fuerza de trabajo. Ahora bien; si el obrero trabaja seis horas del día para el capitalista, habrá reembolsado a éste íntegramente su desembolso: seis horas de trabajo por seis horas de trabajo. Claro está que de este modo no quedaría nada para el capitalista; por eso éste concibe la cosa de un modo completamente distinto. Yo, dice él, no he comprado la fuerza de trabajo de este obrero por seis horas, sino por un día completo. Consiguientemente, hace que el obrero trabaje, según las circunstancias, 8, 10, 12, 14 y más horas, de tal modo que el producto de la séptima, de la octava y siguientes horas es el producto de un trabajo no retribuido, que, por el momento, se embolsa el capitalista. Por donde el obrero al servicio del capitalista no se limita a reponer el valor de su fuerza de trabajo, que se le paga, sino que, además crea una plusvalía que, por el momento, se apropia el capitalista y que luego se reparte con arreglo a determinadas leyes económicas entre toda la clase capitalista. Esta plusvalía forma el fondo básico del que emanan la renta del suelo, la ganancia, la acumulación de capital; en una palabra, todas las riquezas consumidas o acumuladas por las clases que no trabajan. De este modo, se comprobó que el enriquecimiento de los actuales capitalistas consiste en la apropiación del trabajo ajeno no retribuido, ni más ni menos que el de los esclavistas o de los señores feudales, que explotaban el trabajo de los esclavos o de los siervos, y que todas estas formas de explotación sólo se diferencian por el distinto modo de apropiarse el trabajo no pagado. Y con esto, se quitaba la base de todas esas retóricas hipócritas de las clases poseedoras de que bajo el orden social vigente reinan el derecho y la justicia, la igualdad de derechos y deberes y la armonía general de intereses. Y la sociedad burguesa actual se desenmascaraba, no menos que las que la antecedieron, como un establecimiento grandioso montado para la explotación de la inmensa mayoría del pueblo por una minoría insignificante y cada vez más reducida.

Estos dos importantes hechos sirven de base al socialismo moderno, al socialismo científico. En el segundo tomo de "El Capital" se desarrollan estos y otros descubrimientos científicos no menos importantes relativos al sistema social capitalista, con lo cual se revolucionan también los aspectos de la Economía política que no se habían tocado todavía en el primer tomo. Lo que hay que desear es que Marx pueda entregarlo pronto a la imprenta.

C. Marx

 

Prólogo a la Contribución a la Crítica de la Economía Política

 

 

 


 

Escrito: En 1859.

 

Digitalización: Germán Zorba.

Esta Edición: Marxists Internet Archive, marzo de 2001.

 

 En Bruselas a donde me trasladé a consecuencia de una orden de destierro dictada por el señor Guizot proseguí mis estudios de economía política comenzados en París. El resultado general al que llegué y que una vez obtenido sirvió de hilo conductor a mis estudios puede resumirse así: en la producción social de su vida los hombres establecen determinadas relaciones necesarias e independientes de su voluntad, relaciones de producción que corresponden a una fase determinada de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. El conjunto de estas relaciones de producción forma la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la que se levanta la superestructura jurídica y política y a la que corresponden determinadas formas de conciencia social. El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social política y espiritual en general. No es la conciencia del hombre la que determina su ser sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia. Al llegar a una fase determinada de desarrollo las fuerzas productivas materiales de la sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción existentes o, lo que no es más que la expresión jurídica de esto, con las relaciones de propiedad dentro de las cuales se han desenvuelto hasta allí. De formas de desarrollo de las fuerzas productivas, estas relaciones se convierten en trabas suyas, y se abre así una época de revolución social. Al cambiar la base económica se transforma, más o menos rápidamente, toda la inmensa superestructura erigida sobre ella. Cuando se estudian esas transformaciones hay que distinguir siempre entre los cambios materiales ocurridos en las condiciones económicas de producción y que pueden apreciarse con la exactitud propia de las ciencias naturales, y las formas jurídicas, políticas, religiosas, artísticas o filosóficas, en un a palabra las formas ideológicas en que los hombres adquieren conciencia de este conflicto y luchan por resolverlo. Y del mismo modo que no podemos juzgar a un individuo por lo que él piensa de sí, no podemos juzgar tampoco a estas épocas de transformación por su conciencia, sino que , por el contrario, hay que explicarse esta conciencia por las contradicciones de la vida material, por el conflicto existente entre las fuerzas productivas sociales y las relaciones de producción. Ninguna formación social desaparece antes de que se desarrollen todas las fuerzas productivas que caben dentro de ella, y jamás aparecen nuevas y más elevadas relaciones de producción antes de que las condiciones materiales para su existencia hayan madurado dentro de la propia sociedad antigua. Por eso, la humanidad se propone siempre únicamente los objetivos que puede alcanzar, porque, mirando mejor, se encontrará siempre que estos objetivos sólo surgen cuando ya se dan o, por lo menos, se están gestando, las condiciones materiales para su realización. A grandes rasgos, podemos designar como otras tantas épocas de progreso en la formación económica de la sociedad el modo de producción asiático, el antiguo, el feudal y el moderno burgués. Las relaciones burguesas de producción son la última forma antagónica del proceso social de producción; antagónica, no en el sentido de un antagonismo individual, sino de un antagonismo que proviene de las condiciones sociales de vida de los individuos. Pero las fuerzas productivas que se desarrollan en la sociedad burguesa brindan, al mismo tiempo, las condiciones materiales para la solución de este antagonismo. Con esta formación social se cierra, por lo tanto, la prehistoria de la sociedad humana.

 

 

 

 

¿Para qué trabajamos?

 

Por Orlando Ferreres

 

Especial para lanacion.com. 

 

En una encuesta que se hizo en Francia hace años atrás se preguntaba "¿Por qué trabajamos?". La respuesta, en un 90 % fue: "Para ganar dinero". Esto nos parece evidente, como que el sol sale por la mañana, no hay con que darle. Sin embargo, no es así. El error se observó en otra encuesta posterior: "¿Por qué el dinero permite comprar cosas?" Aquí el 90 % confesó que "no sabía". Esto según el libro de Fourastié sobre el trabajo.

Veamos el tema del dinero. Trataré de ilustrarlo con un ejemplo: Llega un visitante a un pequeño pueblito. En ese lugar la gente estaba muy endeudada. Va al único hotel y le dice al dueño que quiere ver las habitaciones y que le deja una seña de 100 dólares, mientras las revisa. El dueño le pide a la mucama que le muestre las habitaciones con detalle. El dueño sale corriendo, va a la panadería y le paga al panadero los 100 dólares que debía de pan, facturas y pan de pico. El panadero sale corriendo y va a la casa del chacarero (que vive en el pueblo) y le paga 100 dólares que le debía de trigo. Este va al carnicero y le paga los 100 dólares que le debía desde hace 6 meses de asado de costillas y lechoncitos. Este va al dueño del bar y le paga 100 dólares que le debía de una partida de póker que había perdido. Este, rápido, va al hotel y le paga al dueño los 100 dólares que le debía desde que vino la suegra y su familia se habían alojado allí. En ese momento, bajan por las escaleras la mucama y el visitante y éste le dice al dueño: no me gustó ninguna habitación. El dueño le devuelve los 100 dólares al visitante, éste los toma y se va del pueblo. Todos cancelaron sus deudas y no quedo más dinero en el pueblo.

Todos los meses, cuando cobramos el sueldo y luego lo vamos gastando, ocurre este proceso. Incluso la cantidad de dinero ni siquiera aumenta, si no hay inflación. El dinero actúa como medio general de cambio, pero no trabajamos para el medio general de cambio sino para poder consumir o gozar de más bienes y servicios.

Entonces, en realidad, trabajamos para producir, no para ganar dinero. Este se usa como medio para la distribución de los bienes. Cuanto más producimos, más bienes o servicios tenemos a nuestra disposición. La medida más simple y aceptada del desarrollo económico es el Producto Bruto per Cápita, o sea la cantidad de bienes y servicios disponibles por persona. No es una medida perfecta, pero es la mejor que tenemos aunque hay otras más complejas.

La productividad media de una economía se puede calcular dividiendo el Valor Agregado (PIB) por la cantidad de personas que trabajaron para realizarlo, o sea por el nivel de ocupación. Esto nos da una idea de la competitividad verdadera de ese país (desde ya la competitividad no es el tipo de cambio devaluado, si no todos los países serían competitivos fácilmente, devaluando). En la Argentina, desde 1973, la productividad de la mano de obra ha fluctuado hacia arriba y hacia abajo, pero ahora estamos prácticamente en el mismo nivel que hace 40 años. En EE.UU., España, Italia, (aún con la crisis actual) ha crecido entre esos mismos años alrededor de un 120 %.

Este es el drama argentino: mientras discutimos lo irrelevante, ideología, personas que nos gustan y otras que no queremos ni ver, amigos del pasado reciente que hoy quisiéramos hundir, en otros lugares, cada día usan el tiempo para mejorar la tecnología, para atraer capital, para mejorar la productividad, crecen y mejoran las condiciones de vida en forma sostenible y dejan de lado la obsoleta discusión ideológica. Esta sería la instrumentación práctica de ideas preconcebidas, aún cuando vayan en contra de la verdad o la realidad.

Como ha dicho M. Porter: "La competitividad no se hereda, se gana todos los días trabajando muy duro". Si tenemos recursos naturales, como el petróleo, pero les pagamos a los inversores, en exploración y explotación, un precio menor a la mitad del internacional, terminamos perdiendo el autoabastecimiento que tanto trabajo que le costó a Frondizi lograrlo. Tener recursos naturales y no explotarlos no es competitividad.

Si tenemos cada vez más gente que recibe dinero de otras personas, pero no trabaja, solo estamos pasando el trabajo de algunos al gasto de otros, pero el que trabajó no puede gozar de todo el producto de su esfuerzo. Como un tema de corto plazo los subsidios pueden ser adecuados, pero no pueden durar 10 años o más. Requerimos una estrategia de alta inversión para lograr la ocupación de toda la población. Esto requiere, en el siglo XXI, un gran nivel educativo, pero hay alrededor de 950.000 chicos de menos de 24 años que ni trabajan ni estudian: ¿Qué futuro les estamos dejando? Con subsidios sólo puede haber votos, pero no hay futuro. Inversión y educación son las claves del siglo XXI.

Aprovechemos esta gran ola favorable que nos brindan las condiciones internacionales: gran liquidez mundial con bajas tasas de interés combinada con altos precios de nuestras exportaciones, para hacer una transformación estructural de la Argentina invirtiendo hasta el 30% o más del PBI y recuperemos la idea de un sugestivo proyecto en común.

 

Miércoles 20 de abril.

 

TRABAJO PRÁCTICO EVALUATIVO


PRIMERA PARTE

Actividades para resolver con la observación del film y con la

 lectura del doc. “Sociología: Problemas y perspectivas. Giddens,

 Anthony.

 

A-  Diagrama un cuadro (a elección) que incluya la siguiente información: personajes principales, grupos sociales a los que pertenecen, posición que adoptan ante el conflicto, necesidades que priorizan, argumentos que utilizan para defender la posición.

B-  En un texto de no más de 20 renglones señala cuales son las causas mediatas ( es decir se han desarrollado a largo plazo) y cuales las inmediatas  (las que llevan a decidir el conflicto)

C- Anota escenas de la película que muestren problemáticas que le hubieran interesado a un sociólogo de fines del siglo XIX.

D- Hacé una lista  con todos los resultados del conflicto.

E-  Realiza una pregunta fáctica, una comparativa, una de desarrollo y una teórica.

F- Elegí un ejemplo de la bibliografía. Por ej. amor y matrimonio o crimen y castigo. Luego describí ese aspecto elegido con detalles de la película.

G- ¿Qué tipo de sociedad muestra la película?pag.77 a 90 (37 del PDF)

H-  Usando tu imaginación sociológica formula hipótesis a partir del final de la película (por lo menos 3).

I-  Elabora una conclusión personal respecto a la lucha obrera y la práctica del sistema capitalista hasta la actualidad

 

Miércoles 13 de Abril


Leer atentamente para el miércoles 20 de abril el capítulo 1 de  "Sociología" de Giddens Anthony. (compartido en el grupo de WhatsApp). Subrayar ideas principales y conceptos importantes.



Miércoles 6 de Abril

 

Para trabajar con la película, el texto de Portantiero que esta aquí en el Blog  y el texto de Guidens, Anthony que está en el material bibliográfico.

 

a- Respondé: ¿Por qué a la Sociología de la llama la Ciencia de la Crisis?

b- Hacé en una hoja de carpeta un paralelo. Dividí la hoja en dos y anotá de un lado los problemas que se vivían en el S.XIX que analizaste de los textos y de la película. Del otro todos los que hoy "abril 2022" generan crisis.

Como mínimo deben colocar 10 situaciones de cada lado.

c- Leé este artículo y reflexioná acerca de Objeto y Sujeto de Estudio de la Sociología.

d- Respondé : ¿Que nos enseña la Sociología a partir de nuestras propias acciones?

e- Prepará un audio con la consigna "b" para compartir en el grupo de What sapp. No puede superar los 2 minutos. Se recibirán los audios desde el viernes 3 de abril hasta el lunes 6 de abril.

Artículo:

Nieto recuperado N° 116: "Nunca imaginé que mi historia estaba conectada con mi objeto de estudio"

 

Como sociólogo del CONICET, Jorge Castro Rubel se dedica a investigar conflictos sindicales. En diciembre del año pasado, se enteró de que sus padres eran dos militantes sindicales desaparecidos y se convirtió en el nieto recuperado número 116.

 

 

Están quienes piensan que las casualidades existen. Otros que creen en la intuición. Algunos lo ven como un llamado del destino. Puede que la historia de Jorge Castro Rubel tenga algo de eso. Estudió sociología en la Universidad de Buenos Aires (UBA), en 2005 ingresó como becario al Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), y desde el 2012 se desempeña como investigador asistente en el Instituto de Investigaciones Gino Germani estudiando la relación entre el conflicto sindical y la cultura.

Hasta ahí, una historia similar a la de muchos. Pero el 4 de diciembre de 2014, recibió una noticia (emparentada con su objeto de estudio) que le cambiaría la vida. Se enteró, a través de un análisis de ADN, que sus padres biológicos no eran quienes lo criaron, sino que era hijo de dos desaparecidos durante la dictadura. Jorge Rubel Castro se convirtió, entonces, en el último nieto identificado por las Abuelas de Plaza de Mayo

 

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Desde muy joven Jorge cultivó interés por la política: en su casa se hablaba mucho del tema. Ya en la secundaria le gustaba leer los diarios y estar informado. Cuando tuvo que emprender sus estudios universitarios se debatía entre la filosofía y la sociología, hasta que se inclinó por esta última. Se graduó, pasó por algunos trabajos pequeños, y en 2004 se presentó, con pocas expectativas, a una beca doctoral del CONICET.

“Hasta ese momento, en las convocatorias entraba muy poca gente, pero en ese año se abrió una convocatoria grande. Comencé como becario doctoral, postdoctoral, después carrera y actualmente soy investigador asistente”. Como el conflicto social y la protesta eran temas que siempre le habían interesado, decidió que los abordaría en su trabajo. Para su tesis doctoral se enfocó en la experiencia de organización y desarrollo sindical de los trabajadores del subterráneo de Buenos Aires entre 1994 y 2007. Hoy, Jorge está desarrollando un instrumento de recolección de datos para abordar la relación entre el conflicto y la cultura. Su rutina diaria es la típica de los investigadores en ciencias sociales: hacer encuestas, entrevistas y consultar material bibliográfico para luego procesarlos.

Más allá de su desempeño profesional, el investigador (de 37 años, que vive en Villa del Parque, está casado y tiene dos hijos) se enteró recién en agosto de 2014 a través del relato de una tía que quienes lo criaron no eran sus padres. Nunca había tenido dudas sobre sus orígenes. Acceder a esa información después de tantos años, para él, significó “una gran conmoción”, aunque también siente que por su edad, tiene más herramientas para poder asimilar una noticia tan compleja. “Estos meses fueron muy intensos, de procesar mucha información. Son demasiadas cosas en muy poco tiempo”.

Cuarenta y cinco días después de enterarse de la noticia, con el interrogante de cuáles eran sus orígenes, Jorge se presentó en Abuelas de Plaza de Mayo para hacerse un análisis de ADN. “Habiendo nacido en 1977 entendía que el camino lógico era acercarme a Abuelas para confirmar o descartar si era hijo de desaparecidos. Mi objetivo era conocer mi origen teniendo en cuenta además que podía haber familiares o amigos buscándome durante muchos años”. Entonces, llegó la verdad.

 

El 4 de diciembre de 2014 recibió el llamado de Claudia Carlotto, titular de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadi), que le confirmaba que era hijo de Ana Rubel y Hugo Castro, activista sindical de la organización político-militar Frente Argentino de Liberación (FAL). “Nunca imaginé que iba a tener un nexo tan directo con mi objeto de estudio”, dijo por entonces Rubel. Para su tesis había leído y averiguado lo que fueron las coordinadoras (los núcleos de militantes) en el ´75. Y también sobre la historia sindical en Argentina.

Según pudo reconstruir, Jorge nació en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) y horas después de ese día de 1977 dos militares (un policía federal y un integrante de inteligencia naval) lo llevaron a Casa Cuna porque estaba en muy malas condiciones, de bajo peso y cianótico. Pero el médico de turno decidió llevarlo a su casa y adoptarlo como propio, sin contarle nunca esa historia, hasta ahora.

Desde que supo la verdad Jorge conoció a sus primos y tíos. “Tenemos una buena relación, nos estamos conociendo de a poco. Por medio de ellos estoy conociendo a mis padres. Ellos tenían información muy desalentadora sobre mí, estos años los pasaron con mucha incógnita, porque nací con muy bajo peso. Tenían incertidumbre y pocas expectativas de que estuviera con vida”.

Fueron muchos cambios en poco tiempo. A sus hijos les va contando la noticia en dosis. “Ellos ven mi conmoción y preguntan, y yo les cuento lo que voy sabiendo de sus abuelos y de mí”. A futuro, Jorge se sigue viendo como investigador del CONICET, aunque vislumbra la posibilidad de que se abran otras líneas de investigación. “Todavía es prematuro para pensarlo, pero estoy en el medio de una línea de trabajo que podría derivar en revisar algunas cuestiones que tengan que ver con la militancia sindical o político militar directamente en los ´70", cuenta.

El martes 24 de marzo será el primer Día Nacional por la Verdad, Memoria y Justicia que pasará sabiendo su verdadero origen. En años anteriores solía ir a las marchas en Plaza de Mayo. Este año viajará a Resistencia invitado por la Agrupación HIJOS de esa ciudad. Es que su mamá, Ana Rubel, era nacida en Resistencia. Y hay otro punto paradójico en la historia: su actual mujer también es oriunda de esa ciudad. Por eso, desde hace años Jorge va de visita a la capital chaqueña. “Como científico que soy, yo no creo en intuiciones ni en nada relacionado con el pensamiento mágico. Para mí ese detalle también es otro punto de coincidencia (se encoje de hombros Jorge).Pura casualidad”.

Fuente: CONICET

 

 

 

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MIÉRCOLES 23 DE MARZO



Copiar y pegar en un texto de Word. 
Luego leer , buscar vocabulario desconocido y marcar ideas principales.


La sociología como ciencia tiene sus orígenes en uno de los periodos más agitados de la historia, en plena Revolución Industrial, que ha sido sin lugar a duda, el hecho más significativo de la historia reciente del hombre, y que cambió a este y a la sociedad en su conjunto, por completo.

El auge del método científico, unido a unos profundos y continuos cambios sociales, hicieron de la sociología una necesidad que comenzaba a estudiarse y desarrollarse buscando respuesta sobre la realidad social y las leyes sobre las que se regía. En un principio tuvo problemas para definir su campo de estudio de una manera concreta, lo que generó también un problema de definición. Veamos como se ha intentado solucionar este problema.

Primer problema: La definición del término "sociología".
 La Sociología, como consecuencia de ser una ciencia joven, acarrea desde sus inicios una cuestión cardinal que aún continua suscitando debate y opiniones diversas entre los profesionales. Para que el concepto quede lo más claro posible, y el futuro estudiante de sociología salga de aquí con una clara comprensión del concepto y el ámbito de estudio, y no con una vaga y mecánica descripción, vamos a recurrir a diversos autores.
Comenzaremos con uno de los sociólogos más importantes en la actualidad, Anthony Giddens.

En su libro "Sociología", uno de las obras más recomendadas y aclaratorias para introducirse en la materia sociológica, Anthony Giddens usa los siguientes términos:

"La Sociología es el estudio de la vida social humana, de los grupos y sociedades. Es una empresa cautivadora y atrayente, al tener como 
objeto nuestro propio comportamiento como seres humanos."

La definición de Giddens es bastante aclaratoria, sencilla y completa, pues "el estudio de la vida social, grupos y sociedades", implicaper se el estudio de las relaciones y las interacciones del individio con el medio y con otros individuos.

Giddens complementa la definición anterior con la siguiente afirmación, en la que explica de una manera bastante resumida el ámbito de estudio y trabajo de la sociología:


 El ámbito de la sociología es extremadamente amplio y va desde
 el análisis de los encuentros efímeros entre individuos en la calle
 hasta la investigación de los procesos sociales globales.


En este párrafo, Giddens alude en este párrafo a la macrosociología, que el autor define como "el análisis de las estructuras sociales de gran tamaño", y a la microsociología, que el autor defino como "el estudio del comportamiento cotidiano en situaciones de interacción cara a cara".
  
El autor concluye su párrafo de introducción lanzado al aire algunas de las preguntas que debe intentar resolver la sociología, afirmando que la sociología desempeñará un papel imprescindible en la cultura intelectual moderna.

¿Cómo surgió este mundo? ¿Por qué son nuestras condiciones de vida tan diferentes
 de las de nuestros antepasados? ¿Qué direcciones tomará el cambio en el futuro?
Estas cuestiones son la preocupación primordial de la sociología.

Este conjunto de definiciones se muestran bastante más claras y concretas que las que dió Auguste Comte, padre de la sociología, y acuñador de dicho termino, que concluyó que:

La sociología tendría como fin: el descubrir las leyes de la sociedad humana 
a semejanza de las leyes de la naturaleza mediante la aplicación de métodos
 de investigación que se habían demostrado válidos en las ciencias físicas.

Así, el padre de esta ciencia estaba convencido de que de la misma manera que se podían estudiar los procesos naturales y biológicos (disciplinas que tuvieron su auge de manera contemporanea a Comte) también era posible estudiar las leyes de la sociedad humanausando dicha metodología, algo que con el paso del tiempo y los diferentes autores ya no tiene validez en el método sociológico actual, pues si bien la Sociología es una ciencia, no se rige por las mismas normas que la naturaleza, algo que Giddens simplificó de la siguiente manera:

Es diferente estudiar a los seres humanos que observarlos fenómenos del mundo físico
 y la sociología no debe considerarse exactamente como una de las ciencias naturales.
 A diferencia de los objetos de la naturaleza, los humanos son seres autoconscientes 
que confieren sentido... y finalidad a lo que hacen. No podemos siquiera describir la
vida social con exactitud a menos que  captemos  primero el significado que las
personas conceden a su conducta.

Por otro lado, tenemos la definición que da sobre esta ciencia la Asociación Americana de Sociología, que afirma lo siguiente:
La Sociología es el estudio de la vida social, del cambio social y de las causas y consecuencias sociales del comportamiento humano. Los sociólogos investigan la estructura de grupos, de las organizaciones y de las sociedades y cómo el individuo interactúa en esos diferentes contextos. Puesto que todo comportamiento humano es social, el objeto de estudio de la sociología comprende desde las relaciones internas de la familia hasta la multitud, desde el crimen organizado hasta los cultos religiosos, desde las divisiones de raza, género y clase social hasta las creencias compartidas de la cultura común y desde la sociología del trabajo hasta la sociología del deporte.


JUAN CARLOS PORTANTIERO

EL ORIGEN DE LA SOCIOLOGIA.
LOS PADRES FUNDADORES


EN: LA SOCIOLOGIA CLASICA: DURKHEIM Y WEBER.
ESTUDIO PRELIMINAR.



       ¿Qué significa el desarrollo de la Sociología? ¿De qué proviene que sintamos la necesidad de aplicar la reflexión a las cosas sociales, sino de que nuestro estado social es anormal, de que la organización colectiva es bamboleante, no funciona ya con la autoridad del instinto, puesto que esto es lo que exige la reflexión científica y su extensión a un nuevo orden de cosas?

       Emile Durkheim

Si el origen histórico de la reflexión sobre los problemas sociales puede ubicarse muchos siglos atrás, es un hecho que la sociología, como campo definido del conocimiento, recién aparece al promediar el siglo XIX. Filosofías de la sociedad y doctrinas para poner en marcha procesos de reformas aparecen en el remoto pasado humano, a menudo ligadas a especulaciones religiosas y casi siempre referidas a los problemas de organización de la sociedad y el Poder. En el pensamiento occidental este proceso nace con los griegos, para prolongarse sin mayores discontinuidades en la cultura medieval.

El punto de ruptura de esa tradición, que permitirá progresivamente la constitución autónoma del conjunto de las hoy llamadas ciencias sociales, se halla en el Renacimiento. El precursor reconocido para este nuevo continente del conocimiento será Nicolás Maquiavelo (1469-1527), cuya obra marca la liberación, para la reflexión sobre la política, de sus condicionantes teológicas o filosóficas. Lo que podríamos llamar ciencia política, esto es, teoría del gobierno y de las relaciones entre el gobierno y la sociedad, es el primer campo secularizado del saber que habrá de irse constituyendo dentro del orden más vasto de las ciencias sociales. Campo en el que coexisten al lado de las prescripciones de lo científico –aún balbuceante– las sutilezas del “arte”, es decir, los cánones para la acción que permitan diferenciar al “buen” del “mal” gobierno.

Esta anticipación de la teoría política sobre el resto de las otras disciplinas no se debe al azar. El origen y el desarrollo de cada campo del conocimiento se vincula siempre con las preguntas que plantea el desenvolvimiento social. El surgimiento de las naciones y de los estados centralizados ponía en el centro del debate el tema de la organización del poder que, bajo el modo de producción capitalista entonces en expansión, no podía ser pensado sino como un contrato voluntario entre sujetos jurídicamente iguales. Hobbes, Locke, Montesquieu, Rousseau, son algunos de los jalones en ese camino de constitución de un nuevo saber, más riguroso, sobre el sentido de las relaciones sociales entre los hombres. Lo social y lo político, que hasta entonces aparecía como algo dado, invariante, fijo, absolutamente regulado por un sistema organizativo que no distinguía lo público de lo privado, comienza a ser pensado como un proceso de construcción colectiva en el que el hombre precede a la sociedad, la crea y la organiza. Nace la idea del “contrato social”, de la soberanía popular y de las formas de representación de esa soberanía que, con distintos matices, recorre el pensamiento político desde el siglo XVI.

Este es un producto, en el plano de la teoría, de la generalización de las relaciones mercantiles: el nacimiento de la ciencia política, la primera –cronológicamente– de las nuevas ciencias sociales.

El segundo movimiento corresponde a la economía política. William Petty, Adam Smith y David Ricardo significan en el plano del pensamiento económico lo que Hobbes, Locke o Montesquieu en el de la reflexión sobre las relaciones entre la sociedad y el poder. Las etapas de fundación de la economía política siguen también los ritmos del desarrollo de la sociedad: en un principio eran los problemas del cambio, de la circulación, los predominantes; más tarde, especialmente a partir del siglo XVIII, la atención se dirigirá a los problemas de la producción. Es que comenzaba la Revolución Industrial.

Tanto la ciencia política cuanto la economía política no eran concebidas por sus fundadores como compartimientos cerrados, como disciplinas irreductibles. Eran, en realidad, fragmentos de una única ciencia de la sociedad. En algunos casos los campos de interés común se entrelazaban en un solo individuo: Locke ha pasado a la historia de las ideas como precursor de la ciencia política y también de la economía política. Hechos políticos y hechos económicos eran concebidos, en general, como fenómenos que se cruzaban y se condicionaban mutuamente.

El origen de la sociología

Ya casi pertenece al sentido común definir a la sociología como “ciencia de la crisis”. La definición, ambigua, merece ser aclarada, sobre todo porque para algunos el acople del término de crisis importa cargar a la sociología con un contenido intrínsecamente transformador o aun revolucionario. Piénsese, por ejemplo, en la desconfianza con que el pensamiento más cerradamente tradicionalista observa contemporáneamente a esta disciplina, a la que le atribuye poco menos que significados destructivos del orden social.

Nada más lejano a esos propósitos podrá encontrarse, sin embargo, en la génesis de la sociología, el tercero de los grandes campos del conocimiento referido a las relaciones entre los hombres que surgirá después del Renacimiento. La sociología es un producto del siglo XIX y en ese sentido puede decirse, efectivamente, que aparece ligada a una situación de crisis. Pero la respuesta que a ella propondrá, desde sus fundadores en adelante, es antes bien que revolucionaria, conservadora o propulsora de algunas reformas tendientes a garantizar el mejor funcionamiento del orden constituido.

En este sentido, el origen de la sociología se diferencia nítidamente del desarrollo de la ciencia política y de la economía. Ambas, girando alrededor de las ideas de contrato y de mercado, sostenidas sobre el principio de la igualdad jurídica de los hombres, construían las teorías específicas que generalizaban, en el plano del pensamiento, las relaciones sociales históricamente necesarias al desenvolvimiento del capitalismo. Complementaban en esta forma los avances de las ciencias naturales contribuyendo a la secularización del mundo, a la proyección del hombre burgués al plano de dueño y no de esclavo de la naturaleza y de la sociedad.
El nacimiento de la sociología se plantea cuando ese nuevo orden ha empezado a madurar, cuando se han generalizado ya las relaciones de mercado y el liberalismo representativo, y en el interior de la flamante sociedad aparecen nuevos conflictos, radicalmente distintos a los del pasado, producto del industrialismo.

El estímulo para la aparición de la sociología es la llamada Revolución Industrial; mejor, la crisis social y política que dicha transformación económica genera. Con ella aparece un nuevo actor social, el proletariado de las fábricas, vindicador de un nuevo orden social, cuando todavía estaban calientes las ruinas del “ancien Régime” abatido por la Revolución Francesa. Para dar respuesta a las conmociones que esta presencia señala, en el plano de la teoría y de la práctica social, aparecerán dos vertientes antitéticas: una será la del socialismo –proyectado del plano de la utopía al de la ciencia por Karl Marx–; la otra lo que configura la tradición sociológica clásica.

El orden estamental del precapitalismo aseguraba una unificación entre lo social y lo político-jurídico. El capitalismo disolvería esta identidad entre lo público y lo privado y con ello la idea de la armonía de un orden integrado. La sociología arrancará de este dato para intentar reconstruir las bases del orden social perdido; de aquella antigua armonía sumida ahora en el caos de la lucha de clases.

En ese sentido, nace íntimamente ligada con los objetivos de estabilidad social de las clases dominantes. Su función es dar respuestas conservadoras a la crisis planteada en el siglo XIX. Es una ideología del orden, del equilibrio, aun cuando sea, al mismo tiempo, testimonio de avance en la historia del saber, al sistematizar, por primera vez, la posibilidad de constituir a la sociedad como objeto de conocimiento. Al romper la alienación con el Estado, los temas de la sociedad –de la sociedad civil– pasan a ser motivo autónomo de investigación: es el penúltimo paso hacia la secularización del estudio sobre los hombres, y sus relaciones mutuas; el psicoanálisis, en el siglo XX, conquistará un nuevo territorio, el de la indagación sobre las causas profundas de la conducta.

La magnitud de los problemas que plantea la sociedad como objeto de conocimiento impone un abordaje científico. La filosofía social o política, las doctrinas jurídicas, no pueden ya dar cuenta de los conflictos colectivos impulsados por la crisis de las monarquías y por la Revolución Industrial. Para quienes serán los fundadores de la sociología, ha llegado la hora de indagar leyes científicas de la evolución social y de instrumentar técnicas adecuadas para el ajuste de los conflictos que recorren Europa.

La ciencia social, a imagen de las ciencias de la naturaleza, debía constituirse positivamente. En realidad su status no sería otro que el de una rama de la ciencia general de la vida, necesariamente autónoma, porque el resto de las ciencias positivas no podía dar respuesta a las preguntas que la dinámica de las sociedades planteaba, pero integrada a ellas por idéntica actitud metodológica.

La sociedad, así, será comparable al modelo del organismo. Para su estudio habrá que distinguir un análisis de sus partes –una morfología o anatomía– y otro de su funcionamiento: una fisiología. Así definía Saint-Simon las tareas de la nueva ciencia: “Una fisiología social, constituida por los hechos materiales que derivan de la observación directa de la sociedad y una higiene encerrando los preceptos aplicables a tales hechos, son, por tanto, las únicas bases positivas sobre las que se puede establecer el sistema de organización reclamado por el estado actual de la civilización”. Fisiología e Higiene: no pura especulación sino también la posibilidad de instrumentar “preceptos aplicables” para la corrección de las enfermedades del organismo social.

Este positivismo, que exigía estudiar a la sociedad como se estudia a la naturaleza, iba a encontrar su método en el de la biología, rama del conocimiento en acelerada expansión durante el siglo XIX. Para Emile Durkheim, que representa a la sociología ya en su momento de madurez, el modelo que apuntalará a su fundamental Las reglas del método sociológico (1895) será la Introducción al estudio de la medicina experimental (1865) del fisiólogo Claude Bernard.

Pero el positivismo con el que se recubre y virtualmente se confunde el origen de la sociología, tendrá también otro sentido, no meramente referido a la necesidad de constituir el estudio de la sociedad como una disciplina científica. Positivismo significa también reacción contra el negativismo de la filosofía racionalista de la Ilustración, contemporánea de la Revolución Francesa.

En realidad, los dos significados se cruzaban. La tradición revolucionaria del Iluminismo operaba a través del contraste entre la realidad social tal cual era y una Razón que trascendía el orden existente y permitía marcar la miseria, la injusticia y el despotismo. En ese sentido, en tanto crítica de la realidad, era considerada como una “filosofía negativa”.

El punto de partida de la escuela positiva era radicalmente distinto. La realidad no debía subordinarse a ninguna Razón Trascendental. Los hechos, la experiencia, el reconocimiento de lo dado, predominaban sobre todo intento crítico, negador de lo real. Hasta aquí, este rechazo del trascendentalismo estimula la posibilidad de un avance del pensamiento científico por sobre la metafísica o la teología. Pero esta supeditación de la ciencia a los hechos implicaba, simultáneamente, una tendencia a la aceptación de lo dado como natural.

La sociedad puede incluir procesos de cambio, pero ellos deben estar incluidos dentro del orden. La tarea a cumplir es desentrañar ese orden –es decir desentrañar las leyes que lo gobiernan–, contemplarlo y corregir las desviaciones que se produzcan en él. Así, todo conflicto que tendiera a destruir radicalmente ese orden debía ser prevenido y combatido, lo mismo que la enfermedad en el organismo.

Con esta carga ideológica nace la sociología clásica. En la medida en que busca incorporar a la ciencia el estudio de los hechos sociales por vía del modelo organicista, desnuda su carácter conservador. Este rasgo incluye a todos sus portavoces, aunque existan ecuaciones personales o culturales que diferencien a cada uno. Entre esas diferencias culturales importantes –porque marcarán derroteros distintos dentro de una misma preocupación global– están las que separan a la tradición ideológica alemana de la francesa. Max Weber será la culminación de la primera y Emile Durkheim de la segunda. Y aunque ese diferente condicionamiento cultural hace diferir radicalmente sus puntos de partida, sus preocupaciones últimas –como lúcidamente lo advirtiera Talcott Parsons, el teórico mayor de la sociología burguesa en este siglo– se integrarán.

Jorge Castro Rubel

1-Actividad : Foto de red o esquema de
 conceptos acerca de la "Sociologia " como
 Ciencia
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OBSERVAR EL FILM ITALIANO TRADUCIDO AL ESPAÑOL :" LOS CAMARADAS" O "LOS COMPAÑEROS" QUE SE ENCUENTRA EN YOUTUBE PARA EL MIÉRCOLES 30 DE MARZO.

LINK:

https://www.youtube.com/watch?v=71eJ4QFQLhY



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