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A- A- Lee atentamente los documentos INDICADOS sobre Comte y
Durkheim.
B-B- Ponete en el lugar de Comte y en primera persona describí un
Suceso
de la película según la posición ideológica de este pensador.
Ejemplifica describiendo brevemente la escena.
B-Elegí 3 conceptos de Durkheim trabajados en clase y luego:
·Hace una breve explicación del concepto desde la teoría
analizada.
Establecé una relación concreta entre el concepto elegido y una escena o personaje de la película fundamentando brevemente la elección.
C-
PARA RESOLVER EN LA CLASE DEL MIÉRCOLES 11 DE MAYO
a)Leer atenta y comprensivamente los
documentos realizando notaciones marginales a partir del marcado de ideas
principales.
b)Analizá los puntos del inventario de
concepciones del marxismo clásico y buscá para cada uno un ejemplo de la película.
c) A partir de
la lectura del “Manifiesto Comunista”, de las escenas de la película y de los
doc. aportados elaborá un paralelo donde coloques por un lado las
características de la burguesía y por otro las del proletariado según el
Marxismo.
d) Elaborá dos
reflexiones sobre porque trabajamos:
una personal y otra desde la visión marxista.
DOCUMENTOS:
MARXISMO
De los muchos e importantes
descubrimientos con que Marx ha inscrito su nombre en la historia de la
ciencia, sólo dos podemos destacar aquí.
El primero es la
revolución que ha llevado a cabo en toda la concepción de la historia
universal. Hasta aquí, toda la concepción de la historia descansaba en el
supuesto de que las últimas causas de todas las transformaciones históricas
habían de buscarse en los cambios que se operan en las ideas de los hombres, y
de que de todos los cambios, los más importantes, los que regían toda la
historia, eran los políticos. No se preguntaban de dónde les vienen a los
hombres las ideas ni cuáles son las causas motrices de los cambios políticos.
Sólo en la escuela moderna de los historiadores franceses, y en parte también
de los ingleses, se había impuesto la convicción de que, por lo menos desde la
Edad Media, la causa motriz de la historia europea era la lucha de la burguesía
en desarrollo contra la nobleza feudal por el Poder social y político. Pues
bien, Marx demostró que toda la historia de la humanidad, hasta hoy, es una
historia de luchas de clases, que todas las luchas políticas, tan variadas y
complejas, sólo giran en torno al Poder social y político de unas u otras
clases sociales; por parte de las clases viejas, para conservar el poder, y por
parte de las ascendentes clases nuevas, para conquistarlo. Ahora bien, ¿qué es
lo que hace nacer y existir a estas clases? Las condiciones materiales,
tangibles, en que la sociedad de una época dada produce y cambia lo necesario
para su sustento. La dominación feudal de la Edad Media descansaba en la
economía cerrada de las pequeñas comunidades campesinas, que cubrían por sí
mismas casi todas sus necesidades, sin acudir apenas al cambio, a las que la
nobleza belicosa defendía contra el exterior y daba cohesión nacional o, por lo
menos, política. Al surgir las ciudades y con ellas una industria artesana
independiente y un tráfico comercial, primero interior y luego internacional,
se desarrolló la burguesía urbana, y conquistó, luchando contra la nobleza,
todavía en la Edad Media, una incorporación al orden feudal, como estamento
también privilegiado. Pero, con el descubrimiento de los territorios no
europeos, desde mediados del siglo XV, la burguesía obtuvo una zona comercial
mucho más extensa, y, por tanto, un nuevo acicate para su industria. La
industria artesana fue desplazada en las ramas más importantes por la manufactura
de tipo ya fabril, y ésta, a su vez, por la gran industria, que habían hecho
posible los inventos del siglo pasado, principalmente la máquina de vapor, y
que a su vez repercutió sobre el comercio, desalojando, en los países
atrasados, al antiguo trabajo manual y creando, en los más adelantados, los
modernos medios de comunicación, los barcos de vapor, los ferrocarriles, el
telégrafo eléctrico. De este modo, la burguesía iba concentrando en sus manos,
cada vez más, la riqueza social y el poder social, aunque tardó bastante en
conquistar el poder político, que estaba en manos de la nobleza y de la
monarquía, apoyada en aquélla. Pero al llegar a cierta fase -en Francia, desde
la gran Revolución-, conquistó también éste y se convirtió, a su vez, en clase
dominante frente al proletariado y a los pequeños campesinos. Situándose en
este punto de vista -siempre y cuando que se conozca suficientemente la
situación económica de la sociedad en cada época; conocimientos de que,
ciertamente, carecen en absoluto nuestros historiadores profesionales-, se
explican del modo más sencillo todos los fenómenos históricos, y asimismo se
explican con la mayor sencillez los conceptos y las ideas de cada período
histórico, partiendo de las condiciones económicas de vida y de las relaciones
sociales y políticas de ese período, condicionadas a su vez por aquéllas. Por
primera vez se erigía la historia sobre su verdadera base; el hecho palpable,
pero totalmente desapercibido hasta entonces, de que el hombre necesita en
primer término comer, beber, tener un techo y vestirse, y por tanto, trabajar,
antes de poder luchar por el mando, hacer política, religión, filosofía, etc.;
este hecho palpable, pasaba a ocupar, por fin, el lugar histórico que por
derecho le correspondía.
Para la idea socialista, esta nueva
concepción de la historia tenía una importancia culminante. Demostraba que toda
la historia, hasta hoy, se ha movido en antagonismos y luchas de clases, que ha
habido siempre clases dominantes y dominadas, explotadoras y explotadas, y que
la gran mayoría de los hombres ha estado siempre condenada a trabajar mucho y
disfrutar poco. ¿Por qué? Sencillamente, porque en todas las fases anteriores
del desenvolvimiento de la humanidad, la producción se hallaba todavía en un
estado tan incipiente, que el desarrollo histórico sólo podía discurrir de esta
forma antagónica y el progreso histórico estaba, en líneas generales, en manos
de una pequeña minoría privilegiada, mientras la gran masa se hallaba condenada
a producir, trabajando, su mísero sustento y a acrecentar cada vez más la
riqueza de los privilegiados. Pero, esta misma concepción de la historia, que
explica de un modo tan natural y racional el régimen de dominación de clase
vigente hasta nuestros días, que de otro modo sólo podía explicarse por la
maldad de los hombres, lleva también a la convicción de que con las fuerzas
productivas, tan gigantescamente acrecentadas, de los tiempos modernos,
desaparece, por lo menos en los países más adelantados, hasta el último
pretexto para la división de los hombres en dominantes y dominados,
explotadores y explotados; de que la gran burguesía dominante ha cumplido ya su
misión histórica, de que ya no es capaz de dirigir la sociedad y se ha
convertido incluso en un obstáculo para el desarrollo de la producción, como lo
demuestran las crisis comerciales, y sobre todo el último gran crac 20 y la depresión de la industria en todos
los países; de que la dirección histórica ha pasado a manos del proletariado,
una clase que, por toda su situación dentro de la sociedad, sólo puede
emanciparse acabando en absoluto con toda dominación de clase, todo
avasallamiento y toda explotación; y de que las fuerzas productivas de la sociedad,
que crecen hasta escapársele de las manos a la burguesía, sólo están esperando
a que tome posesión de ellas el proletariado asociado, para crear un estado de
cosas que permita a caba miembro de la sociedad participar no sólo en la
producción, sino también en la distribución y en la administración de las
riquezas sociales, y que, mediante la dirección planificada de toda la
producción, acreciente de tal modo las fuerzas productivas de la sociedad y su
rendimiento, que se asegure a cada cual, en proporciones cada vez mayores, la
satisfacción de todas sus necesidades razonables.
El segundo descubrimiento importante de
Marx consiste en haber puesto definitivamente en claro la relación
entre el capital y el trabajo; en otros términos, en haber demostrado cómo se
opera, dentro de la sociedad actual, con el modo de producción capitalista, la
explotación del obrero por el capitalista. Desde que la Economía política sentó
la tesis de que el trabajo es la fuente de toda riqueza y de todo valor, era
inevitable esta pregunta: ¿cómo se concilia esto con el hecho de que el obrero
no perciba la suma total de valor creada por su trabajo, sino que tenga que
ceder una parte de ella al capitalista? Tanto los economistas burgueses como
los socialistas se esforzaban por dar a esta pregunta una contestación
científica sólida; pero en vano, hasta que por fin apareció Marx con la
solución. Esta solución es la siguiente: El actual modo de producción
capitalista tiene como premisa la existencia de dos clases sociales: de una
parte, los capitalistas, que se hallan en posesión de los medios de producción
y de sustento, y de otra parte, los proletarios, que, excluidos de esta
posesión, sólo tienen una mercancía que vender: su fuerza de trabajo, mercancía
que, por tanto, no tienen más remedio que vender, para entrar en posesión de
los medios de sustento más indispensables. Pero el valor de una mercancía se
determina por la cantidad de trabajo socialmente necesario invertido en su
producción, y también, por tanto en su reproducción; por consiguiente, el valor
de la fuerza de trabajo de un hombre medio durante un día, un mes, un año, se
determina por la cantidad de trabajo plasmada en la cantidad de medios de vida
necesarios para el sustento de esta fuerza de trabajo durante un día, un mes o un
año. Supongamos que los medios de vida para un día exigen seis horas de trabajo
para su producción o, lo que es lo mismo, que el trabajo contenido en ellos
representa una cantidad de trabajo de seis horas; en este caso, el valor de la
fuerza de trabajo durante un día se expresará en una suma de dinero en la que
se plasmen también seis horas de trabajo. Supongamos, además, que el
capitalista para quien trabaja nuestro obrero le paga esta suma, es decir, el
valor íntegro de su fuerza de trabajo. Ahora bien; si el obrero trabaja seis
horas del día para el capitalista, habrá reembolsado a éste íntegramente su
desembolso: seis horas de trabajo por seis horas de trabajo. Claro está que de
este modo no quedaría nada para el capitalista; por eso éste concibe la cosa de
un modo completamente distinto. Yo, dice él, no he comprado la fuerza de
trabajo de este obrero por seis horas, sino por un día completo.
Consiguientemente, hace que el obrero trabaje, según las circunstancias, 8, 10,
12, 14 y más horas, de tal modo que el producto de la séptima, de la octava y
siguientes horas es el producto de un trabajo no retribuido, que, por el
momento, se embolsa el capitalista. Por donde el obrero al servicio del
capitalista no se limita a reponer el valor de su fuerza de trabajo, que se le
paga, sino que, además crea una plusvalía que, por el momento,
se apropia el capitalista y que luego se reparte con arreglo a determinadas
leyes económicas entre toda la clase capitalista. Esta plusvalía forma el fondo
básico del que emanan la renta del suelo, la ganancia, la acumulación de
capital; en una palabra, todas las riquezas consumidas o acumuladas por las
clases que no trabajan. De este modo, se comprobó que el enriquecimiento de los
actuales capitalistas consiste en la apropiación del trabajo ajeno no
retribuido, ni más ni menos que el de los esclavistas o de los señores
feudales, que explotaban el trabajo de los esclavos o de los siervos, y que
todas estas formas de explotación sólo se diferencian por el distinto modo de
apropiarse el trabajo no pagado. Y con esto, se quitaba la base de todas esas
retóricas hipócritas de las clases poseedoras de que bajo el orden social
vigente reinan el derecho y la justicia, la igualdad de derechos y deberes y la
armonía general de intereses. Y la sociedad burguesa actual se desenmascaraba,
no menos que las que la antecedieron, como un establecimiento grandioso montado
para la explotación de la inmensa mayoría del pueblo por una minoría
insignificante y cada vez más reducida.
Estos dos importantes hechos sirven de
base al socialismo moderno, al socialismo científico. En el segundo tomo de
"El Capital" se desarrollan estos y otros descubrimientos científicos
no menos importantes relativos al sistema social capitalista, con lo cual se
revolucionan también los aspectos de la Economía política que no se habían
tocado todavía en el primer tomo. Lo que hay que desear es que Marx pueda
entregarlo pronto a la imprenta.
C. Marx
Prólogo a la
Contribución a la Crítica de la Economía Política
Escrito: En 1859.
Digitalización: Germán
Zorba.
Esta
Edición: Marxists Internet Archive, marzo de 2001.
En Bruselas a donde me trasladé a
consecuencia de una orden de destierro dictada por el señor Guizot proseguí mis
estudios de economía política comenzados en París. El resultado general al que
llegué y que una vez obtenido sirvió de hilo conductor a mis estudios puede
resumirse así: en la producción social de su vida los hombres establecen
determinadas relaciones necesarias e independientes de su voluntad, relaciones
de producción que corresponden a una fase determinada de desarrollo de sus
fuerzas productivas materiales. El conjunto de estas relaciones de producción
forma la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la que se
levanta la superestructura jurídica y política y a la que corresponden
determinadas formas de conciencia social. El modo de producción de la vida
material condiciona el proceso de la vida social política y espiritual en
general. No es la conciencia del hombre la que determina su ser sino, por el
contrario, el ser social es lo que determina su conciencia. Al llegar a una
fase determinada de desarrollo las fuerzas productivas materiales de la
sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción existentes o,
lo que no es más que la expresión jurídica de esto, con las relaciones de
propiedad dentro de las cuales se han desenvuelto hasta allí. De formas de
desarrollo de las fuerzas productivas, estas relaciones se convierten en trabas
suyas, y se abre así una época de revolución social. Al cambiar la base
económica se transforma, más o menos rápidamente, toda la inmensa
superestructura erigida sobre ella. Cuando se estudian esas transformaciones
hay que distinguir siempre entre los cambios materiales ocurridos en las condiciones
económicas de producción y que pueden apreciarse con la exactitud propia de las
ciencias naturales, y las formas jurídicas, políticas, religiosas, artísticas o
filosóficas, en un a palabra las formas ideológicas en que los hombres
adquieren conciencia de este conflicto y luchan por resolverlo. Y del mismo
modo que no podemos juzgar a un individuo por lo que él piensa de sí, no
podemos juzgar tampoco a estas épocas de transformación por su conciencia, sino
que , por el contrario, hay que explicarse esta conciencia por las
contradicciones de la vida material, por el conflicto existente entre las
fuerzas productivas sociales y las relaciones de producción. Ninguna formación
social desaparece antes de que se desarrollen todas las fuerzas productivas que
caben dentro de ella, y jamás aparecen nuevas y más elevadas relaciones de
producción antes de que las condiciones materiales para su existencia hayan
madurado dentro de la propia sociedad antigua. Por eso, la humanidad se propone
siempre únicamente los objetivos que puede alcanzar, porque, mirando mejor, se
encontrará siempre que estos objetivos sólo surgen cuando ya se dan o, por lo
menos, se están gestando, las condiciones materiales para su realización. A
grandes rasgos, podemos designar como otras tantas épocas de progreso en la
formación económica de la sociedad el modo de producción asiático, el antiguo,
el feudal y el moderno burgués. Las relaciones burguesas de producción son la
última forma antagónica del proceso social de producción; antagónica, no en el
sentido de un antagonismo individual, sino de un antagonismo que proviene de
las condiciones sociales de vida de los individuos. Pero las fuerzas
productivas que se desarrollan en la sociedad burguesa brindan, al mismo
tiempo, las condiciones materiales para la solución de este antagonismo. Con
esta formación social se cierra, por lo tanto, la prehistoria de la sociedad
humana.
¿Para qué trabajamos?
Por Orlando Ferreres
Especial para lanacion.com.
En una encuesta que se hizo en Francia
hace años atrás se preguntaba "¿Por qué trabajamos?". La respuesta,
en un 90 % fue: "Para ganar dinero". Esto nos parece evidente, como
que el sol sale por la mañana, no hay con que darle. Sin embargo, no es así. El
error se observó en otra encuesta posterior: "¿Por qué el dinero permite
comprar cosas?" Aquí el 90 % confesó que "no sabía". Esto según
el libro de Fourastié sobre el trabajo.
Veamos el tema del dinero. Trataré de
ilustrarlo con un ejemplo: Llega un visitante a un pequeño pueblito. En ese
lugar la gente estaba muy endeudada. Va al único hotel y le dice al dueño que
quiere ver las habitaciones y que le deja una seña de 100 dólares, mientras las
revisa. El dueño le pide a la mucama que le muestre las habitaciones con
detalle. El dueño sale corriendo, va a la panadería y le paga al panadero los
100 dólares que debía de pan, facturas y pan de pico. El panadero sale
corriendo y va a la casa del chacarero (que vive en el pueblo) y le paga 100
dólares que le debía de trigo. Este va al carnicero y le paga los 100 dólares
que le debía desde hace 6 meses de asado de costillas y lechoncitos. Este va al
dueño del bar y le paga 100 dólares que le debía de una partida de póker que
había perdido. Este, rápido, va al hotel y le paga al dueño los 100 dólares que
le debía desde que vino la suegra y su familia se habían alojado allí. En ese
momento, bajan por las escaleras la mucama y el visitante y éste le dice al
dueño: no me gustó ninguna habitación. El dueño le devuelve los 100 dólares al
visitante, éste los toma y se va del pueblo. Todos cancelaron sus deudas y no
quedo más dinero en el pueblo.
Todos los meses, cuando cobramos el
sueldo y luego lo vamos gastando, ocurre este proceso. Incluso la cantidad de
dinero ni siquiera aumenta, si no hay inflación. El dinero actúa como medio
general de cambio, pero no trabajamos para el medio general de cambio sino para
poder consumir o gozar de más bienes y servicios.
Entonces, en realidad, trabajamos para
producir, no para ganar dinero. Este se usa como medio para la distribución de
los bienes. Cuanto más producimos, más bienes o servicios tenemos a nuestra
disposición. La medida más simple y aceptada del desarrollo económico es el
Producto Bruto per Cápita, o sea la cantidad de bienes y servicios disponibles
por persona. No es una medida perfecta, pero es la mejor que tenemos aunque hay
otras más complejas.
La productividad media de una economía
se puede calcular dividiendo el Valor Agregado (PIB) por la cantidad de
personas que trabajaron para realizarlo, o sea por el nivel de ocupación. Esto
nos da una idea de la competitividad verdadera de ese país (desde ya la
competitividad no es el tipo de cambio devaluado, si no todos los países serían
competitivos fácilmente, devaluando). En la Argentina, desde 1973, la
productividad de la mano de obra ha fluctuado hacia arriba y hacia abajo, pero
ahora estamos prácticamente en el mismo nivel que hace 40 años. En EE.UU.,
España, Italia, (aún con la crisis actual) ha crecido entre esos mismos años
alrededor de un 120 %.
Este es el drama argentino: mientras
discutimos lo irrelevante, ideología, personas que nos gustan y otras que no
queremos ni ver, amigos del pasado reciente que hoy quisiéramos hundir, en
otros lugares, cada día usan el tiempo para mejorar la tecnología, para atraer
capital, para mejorar la productividad, crecen y mejoran las condiciones de
vida en forma sostenible y dejan de lado la obsoleta discusión ideológica. Esta
sería la instrumentación práctica de ideas preconcebidas, aún cuando vayan en
contra de la verdad o la realidad.
Como ha dicho M. Porter: "La
competitividad no se hereda, se gana todos los días trabajando muy duro".
Si tenemos recursos naturales, como el petróleo, pero les pagamos a los
inversores, en exploración y explotación, un precio menor a la mitad del internacional,
terminamos perdiendo el autoabastecimiento que tanto trabajo que le costó a
Frondizi lograrlo. Tener recursos naturales y no explotarlos no es
competitividad.
Si tenemos cada vez más gente que
recibe dinero de otras personas, pero no trabaja, solo estamos pasando el
trabajo de algunos al gasto de otros, pero el que trabajó no puede gozar de
todo el producto de su esfuerzo. Como un tema de corto plazo los subsidios
pueden ser adecuados, pero no pueden durar 10 años o más. Requerimos una
estrategia de alta inversión para lograr la ocupación de toda la población.
Esto requiere, en el siglo XXI, un gran nivel educativo, pero hay alrededor de
950.000 chicos de menos de 24 años que ni trabajan ni estudian: ¿Qué futuro les
estamos dejando? Con subsidios sólo puede haber votos, pero no hay futuro.
Inversión y educación son las claves del siglo XXI.
Aprovechemos esta gran ola favorable
que nos brindan las condiciones internacionales: gran liquidez mundial con
bajas tasas de interés combinada con altos precios de nuestras exportaciones,
para hacer una transformación estructural de la Argentina invirtiendo hasta el
30% o más del PBI y recuperemos la idea de un sugestivo proyecto en común.
TRABAJO PRÁCTICO EVALUATIVO
PRIMERA PARTE
Actividades para resolver con la observación del film y con la
lectura del doc. “Sociología: Problemas y perspectivas. Giddens,
Anthony.
A-
Diagrama un cuadro (a elección) que incluya la siguiente información:
personajes principales, grupos sociales a los que pertenecen, posición que
adoptan ante el conflicto, necesidades que priorizan, argumentos que utilizan
para defender la posición.
B-
En un texto de no más de 20 renglones señala cuales son las causas mediatas
( es decir se han desarrollado a largo plazo) y cuales las inmediatas (las que llevan a decidir el conflicto)
C- Anota escenas de la película que
muestren problemáticas que le hubieran interesado a un sociólogo de fines del
siglo XIX.
D- Hacé una lista con todos los resultados del conflicto.
E-
Realiza una pregunta fáctica, una comparativa, una de desarrollo y una
teórica.
F- Elegí un ejemplo de la
bibliografía. Por ej. amor y matrimonio o crimen y castigo. Luego describí ese
aspecto elegido con detalles de la película.
G- ¿Qué tipo de sociedad muestra la
película?pag.77 a 90 (37 del PDF)
H-
Usando tu imaginación sociológica formula hipótesis a partir del final
de la película (por lo menos 3).
I-
Elabora una conclusión personal respecto a la lucha obrera y la práctica
del sistema capitalista hasta la actualidad
Miércoles 6 de Abril
Para trabajar con la película, el texto de Portantiero que
esta aquí en el Blog y el texto de
Guidens, Anthony que está en el material bibliográfico.
a- Respondé: ¿Por qué a la Sociología de la llama la Ciencia
de la Crisis?
b- Hacé en una hoja de carpeta un paralelo. Dividí la hoja
en dos y anotá de un lado los problemas que se vivían en el S.XIX que
analizaste de los textos y de la película. Del otro todos los que hoy "abril
2022" generan crisis.
Como mínimo deben colocar 10 situaciones de cada lado.
c- Leé este artículo y reflexioná acerca de Objeto y Sujeto
de Estudio de la Sociología.
d- Respondé : ¿Que nos enseña la Sociología a partir de
nuestras propias acciones?
e- Prepará un audio con la consigna "b" para
compartir en el grupo de What sapp. No puede superar los 2 minutos. Se
recibirán los audios desde el viernes 3 de abril hasta el lunes 6 de abril.
Artículo:
Nieto recuperado N° 116: "Nunca imaginé que mi historia
estaba conectada con mi objeto de estudio"
Como sociólogo del CONICET, Jorge Castro Rubel se dedica a
investigar conflictos sindicales. En diciembre del año pasado, se enteró de que
sus padres eran dos militantes sindicales desaparecidos y se convirtió en el
nieto recuperado número 116.
Están quienes piensan que las casualidades existen. Otros
que creen en la intuición. Algunos lo ven como un llamado del destino. Puede
que la historia de Jorge Castro Rubel tenga algo de eso. Estudió sociología en
la Universidad de Buenos Aires (UBA), en 2005 ingresó como becario al Consejo
Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), y desde el 2012
se desempeña como investigador asistente en el Instituto de Investigaciones
Gino Germani estudiando la relación entre el conflicto sindical y la cultura.
Hasta ahí, una historia similar a la de muchos. Pero el 4 de
diciembre de 2014, recibió una noticia (emparentada con su objeto de estudio)
que le cambiaría la vida. Se enteró, a través de un análisis de ADN, que sus
padres biológicos no eran quienes lo criaron, sino que era hijo de dos
desaparecidos durante la dictadura. Jorge Rubel Castro se convirtió, entonces,
en el último nieto identificado por las Abuelas de Plaza de Mayo
.
Desde muy joven Jorge cultivó interés por la política: en su
casa se hablaba mucho del tema. Ya en la secundaria le gustaba leer los diarios
y estar informado. Cuando tuvo que emprender sus estudios universitarios se
debatía entre la filosofía y la sociología, hasta que se inclinó por esta
última. Se graduó, pasó por algunos trabajos pequeños, y en 2004 se presentó,
con pocas expectativas, a una beca doctoral del CONICET.
“Hasta ese momento, en las convocatorias entraba muy poca
gente, pero en ese año se abrió una convocatoria grande. Comencé como becario
doctoral, postdoctoral, después carrera y actualmente soy investigador
asistente”. Como el conflicto social y la protesta eran temas que siempre le
habían interesado, decidió que los abordaría en su trabajo. Para su tesis
doctoral se enfocó en la experiencia de organización y desarrollo sindical de
los trabajadores del subterráneo de Buenos Aires entre 1994 y 2007. Hoy, Jorge
está desarrollando un instrumento de recolección de datos para abordar la
relación entre el conflicto y la cultura. Su rutina diaria es la típica de los
investigadores en ciencias sociales: hacer encuestas, entrevistas y consultar
material bibliográfico para luego procesarlos.
Más allá de su desempeño profesional, el investigador (de 37
años, que vive en Villa del Parque, está casado y tiene dos hijos) se enteró
recién en agosto de 2014 a través del relato de una tía que quienes lo criaron
no eran sus padres. Nunca había tenido dudas sobre sus orígenes. Acceder a esa
información después de tantos años, para él, significó “una gran conmoción”,
aunque también siente que por su edad, tiene más herramientas para poder
asimilar una noticia tan compleja. “Estos meses fueron muy intensos, de
procesar mucha información. Son demasiadas cosas en muy poco tiempo”.
Cuarenta y cinco días después de enterarse de la noticia, con
el interrogante de cuáles eran sus orígenes, Jorge se presentó en Abuelas de
Plaza de Mayo para hacerse un análisis de ADN. “Habiendo nacido en 1977
entendía que el camino lógico era acercarme a Abuelas para confirmar o
descartar si era hijo de desaparecidos. Mi objetivo era conocer mi origen
teniendo en cuenta además que podía haber familiares o amigos buscándome
durante muchos años”. Entonces, llegó la verdad.
El 4 de diciembre de 2014 recibió el llamado de Claudia
Carlotto, titular de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad
(Conadi), que le confirmaba que era hijo de Ana Rubel y Hugo Castro, activista
sindical de la organización político-militar Frente Argentino de Liberación
(FAL). “Nunca imaginé que iba a tener un nexo tan directo con mi objeto de
estudio”, dijo por entonces Rubel. Para su tesis había leído y averiguado lo
que fueron las coordinadoras (los núcleos de militantes) en el ´75. Y también
sobre la historia sindical en Argentina.
Según pudo reconstruir, Jorge nació en la Escuela de
Mecánica de la Armada (ESMA) y horas después de ese día de 1977 dos militares
(un policía federal y un integrante de inteligencia naval) lo llevaron a Casa
Cuna porque estaba en muy malas condiciones, de bajo peso y cianótico. Pero el
médico de turno decidió llevarlo a su casa y adoptarlo como propio, sin
contarle nunca esa historia, hasta ahora.
Desde que supo la verdad Jorge conoció a sus primos y tíos.
“Tenemos una buena relación, nos estamos conociendo de a poco. Por medio de
ellos estoy conociendo a mis padres. Ellos tenían información muy desalentadora
sobre mí, estos años los pasaron con mucha incógnita, porque nací con muy bajo
peso. Tenían incertidumbre y pocas expectativas de que estuviera con vida”.
Fueron muchos cambios en poco tiempo. A sus hijos les va
contando la noticia en dosis. “Ellos ven mi conmoción y preguntan, y yo les
cuento lo que voy sabiendo de sus abuelos y de mí”. A futuro, Jorge se sigue
viendo como investigador del CONICET, aunque vislumbra la posibilidad de que se
abran otras líneas de investigación. “Todavía es prematuro para pensarlo, pero
estoy en el medio de una línea de trabajo que podría derivar en revisar algunas
cuestiones que tengan que ver con la militancia sindical o político militar
directamente en los ´70", cuenta.
El martes 24 de marzo será el primer Día Nacional por la
Verdad, Memoria y Justicia que pasará sabiendo su verdadero origen. En años
anteriores solía ir a las marchas en Plaza de Mayo. Este año viajará a
Resistencia invitado por la Agrupación HIJOS de esa ciudad. Es que su mamá, Ana
Rubel, era nacida en Resistencia. Y hay otro punto paradójico en la historia:
su actual mujer también es oriunda de esa ciudad. Por eso, desde hace años
Jorge va de visita a la capital chaqueña. “Como científico que soy, yo no creo
en intuiciones ni en nada relacionado con el pensamiento mágico. Para mí ese
detalle también es otro punto de coincidencia (se encoje de hombros Jorge).Pura
casualidad”.
Fuente: CONICET
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